martes, 24 de mayo de 2016


En este blog sobre decrecimiento no puedo evitar señalar un estilo de vida como la lentitud, que forma parte de una visión más amplia y necesaria, pero no menos placentera, de un mundo más equilibrado, mejor repartido y sostenible. Carlo Petrini (slow food, slow cities) y Carl Honoré ("Elogio de  la lentitud", "La lentitud como método") son dos autores importantes que nos hablan, cada uno a su manera, de la revolución slow. 

Honoré será el que nos va a introducir en el tema lento: "Detente haz las cosas más despacio, organízate para hacer menos, pero mejor". Es un mensaje simple a conciencia, libre de doctrinas o ideologías duras. La revolución slow no dice que hagas el vago, sino que hagas las cosas lo mejor posible, con amor. Termino esta breve incursión en la lentitud con unas palabras del mismo autor: "Para mí no hay mayor pecado en esta vida que pasar por ella superficialmente. No hay mayor pérdida de tiempo que desperdiciar la vida corriendo". Interesante ¿no?

(Estas líneas están sacadas de la columna de Carl Honoré en la revista "Mente sana" nº117, sept. 2015)

 

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