jueves, 2 de junio de 2016

La huella ecológica




Uno de los temas  importantes para la humanidad y, sin embargo, que nos cuesta aceptar es el de la huella ecológica. Este sistema mide la superficie, terrestre como marítima, necesaria para mantener en su nivel presente las actividades humanas. Como tal valora la extensión de la tierra o mar necesaria para producir los alimentos, el espacio preciso para extraer la madera, los materiales de construcción y la pasta de papel, el terreno edificado y el destinado alas calles, aparcamientos..., y la superficie requerida para absorber el dióxido de carbono generado por la quema de combustibles sólidos (J. Martinez Alier).

Cuatro datos sin querer aburrir al personal. Disponemos en la Tierra de 51.000 millones de hectáreas, de las cuales 12.000 son bioproductivas (1,8 hectáreas por persona). El espacio bioproductivo consumido hoy por habitante del planeta es de 2,2 hectáreas, así que estamos por encima de la 1,8 que la Tierra pone a nuestra disposición. Aquí viene lo bueno: un norteamericano precisa 9,6 hectáreas, un canadiense 7,2, un ingles 5,6, un francés 5,3 y un italiano 3,8,  un indio necesita 0,8. Según las estimaciones de World Wild Foundation, la huella ecológica igualó la biocapacidad del planeta en torno a 1980 y se ha triplicado entre 1960 y 2003 (Riechmann). En el caso de que los niveles de de consumo y de generación de basura fueran, en todo el globo, como los de los norteamericanos, en suma, serían necesarios cuatro o cinco planetas Tierra.  Las conclusiones que podemos extraer de esos datos son:
  • que "estamos consumiendo recursos por encima de nuestra posibilidades o, en otras palabras estamos socavando el capital natural y, por tanto, vivimos a expensas del futuro" (Sempere y Tello)
  • por otra parte salta a la vista  la falta de idoneidad del mercado para encarar los problemas medioambientales (G. Rist). 
(Fte. Carlos Taibo, "En defensa del decrecimiento" sobre capitalismo, crisis y barbarie, 2009)

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